3.3.23

UNA TRADICIÓN EN RETIRADA

Romance de la matanza  (Begoña Ruiz Hernández)

Tiempos de matanza
de lumbre y brasero,
en cuarto menguante
de luna y con hielo.
Cogemos diez piedras
pedimos deseos
que mañana no llueva
y azul luzca el cielo.
Al río partimos
a cortar helechos,
como fiera ruge
más bronco que un trueno.
La escarcha encanece
al piorno seco,
y el sol saca brillo
a espinos traviesos.
La mujer prepara
ajos y mortero.
El hombre afila cuchillos
con piedra y acero.
—Mañana, cachuela—
digo a los del pueblo
—A tirar de la pata
del cochino recio—.
Lo digo muy alto
y se alegran los perros.
Cuando el sol ya sale
por rocosos cerros
el cochino gruñe
sin comprenderlo.
Recogemos la sangre,
en cobre y caldero,
humea en la calle
entre lomo y hielo.
La romana en arrobas
vocea un gran peso.
El porrón de vino
calienta el aliento.
La lumbre encendida
agradecen los dedos.
Se sacan las tripas
al socarrado cerdo,
en agua del río
se lavan con tiento.
Se corta la lengua
y la carne del pecho
para que el veterinario
nos diga que es bueno.
Y armamos zambombas
con los finos velos.
Cantamos canciones
a desnudos fresnos.
Cuando el sol se esconde
tras el monte negro,
se encallan entrañas
en el agua hirviendo.

Calabaza picamos
se cuece en caldero,
se apoya en la ristra,
corona del suelo,
y se escurre despacio
en costal de lienzo.
El segundo día,
se deshace el cerdo.
Se separa el magro
del grasiento sebo
y la tierna carne
de los duros huesos.
Caen los carámbanos
de altos aleros.
Asamos moragas
en brasas del fuego.
En distintas varas
colgamos el resto.
Un alma encontramos
muy cerca del pecho.
Yo veo angelitos
que vienen muy prestos
y al cielo se llevan
el alma del cerdo.
Se salan jamones,
y tocino fresco.
Meneamos mondongo
con sal y salero,
pimentón de la Vera
y antiguos consejos.
Jugamos a cartas
enredamos recuerdos.
Llevamos el “molde”
Y seguimos el juego.
El tercer día
nada de paseos,
de la artesa grande
chorizos hacemos.
Damos a la máquina
y perdemos un dedo,
la típica broma
que llena de miedo.
Atamos morcillas
Llenamos los cestos.
Cuando el sol se esconde
tras el monte negro
derriten mantecas,
se endulzan los peros,
chicharros y migas
juntos nos comemos.
Las manos heladas
corazón contento
la risa entre el humo
el adiós con besos.
Así era una matanza
en aquellos tiempos.


Preparativos para la actividad tradicional. Fot. David Rubio

Begoña ha querido colaborar con nuestro Blog, aportando este romance que refleja perfectamente un apartado de las tradiciones que tiende a la desaparición.

Es autora de la novela: “Las Montañas Azules”, un trabajo que nos traslada a épocas recientes de nuestra historia.

“La Canción del Molino” es otra de sus novelas:

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