21.4.22

APUNTES SOBRE UNA CONFERENCIA

El Monumento de Semana Santa de Martín Muñoz de las Posadas
Texto: Fuencisla Gallego Martínez, Historiadora del Arte

A mitad del siglo XVI, a partir de la Contrarreforma católica y la celebración del Concilio de Trento (1564), se marcan una serie de directrices a seguir en la liturgia, que inciden en el refuerzo de celebraciones en torno al sacramento de la Eucaristía, incidiendo claramente en la Cuaresma como el periodo dentro del año en el que recordar la muerte y resurrección de Cristo. Dentro de este contexto, nacen una serie de manifestaciones artísticas de arte efímero, esencialmente pictóricas, como son la representación de determinadas escenas o símbolos de la Pasión sobre tela, conocidas de forma genérica como “Monumentos” y con una terminología más específica como “sargas”, “velos o telones litúrgicos”, “cortinas cuaresmales” o “anjeos”, como término procedente del tipo de tela empleada en tales representaciones procedentes de la región francesa de Anjou.

Al ser manifestaciones artísticas que nacen para celebrar un acontecimiento determinado dentro del año, como el Triduo Pascual, que abarca desde el Jueves Santo al Domingo de Resurrección, no suelen llegar a nuestros días, o, si lo hacen, no es en unas condiciones óptimas de conservación. Habría que sumar además que, este tipo de ritual se dejó de realizar en el siglo XX, especialmente con la celebración del Concilio Vaticano II, momento en el que cambian la forma de representar este tipo efemérides.

Fot. Santiago Sáez. Un momento de la ponencia. Auditorio completo

En el caso del Monumento de Martín Muñoz de las Posadas, objeto principal del trabajo de investigación en proceso actualmente, es, junto con el Monumento de Chañe, uno de los dos ejemplos conservados de una tipología muy especial de sarga como era la que se fijaba, a modo de panel, sobre bastidor de madera. Este tipo de “escenario teatral”, se montaba año tras año en tiempo de Cuaresma por la comunidad de fieles, generación tras generación. Actualmente se encuentra despiezado en 12 paneles.

La iconografía reflejada en este caso se basa en arquitectura fingidas, a modo de “trampantojo”, con elementos clásicos, las cuatro virtudes cardinales (Templanza, Justicia, Prudencia y Fortaleza) enmarcadas en hornacinas, y un panel que representa íntegramente la Flagelación. Todo ello, queda enmarcado por sendos angelotes que se rodean de los “Arma Christi”, es decir, símbolos que aluden a la Pasión como, la linterna de Malco, el saco de monedas de plata o las lanzas utilizadas por los soldados romanos.

Su cronología es incierta, pero podría fijarse en torno a finales del siglo XVI.
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